Esconder los regalos, armar juntos el pesebre y el árbol navideño, crear en familia las tarjetas navideñas e ir a la ludoteca son algunas ideas para compartir y jugar en familia.
Llegó diciembre. El mes de la unión, el amor y la alegría. El mes en el que los hogares se adornan con guirnaldas y árbol de Navidad. El mes en el que los barrios, las calles y los centros comerciales se pintan de colores y se llenan de luces y esperanza.
Por el tiempo libre y el ambiente que se vive en esta época, resulta ser la oportunidad perfecta para vivir el placer de jugar en familia. Estrechar vínculos y hacer juntos aquellas cosas que son importantes y que a veces se dejan de lado por el afán de la cotidianidad escolar o laboral.
“Aprovechar este tiempo es solo cuestión de sacar nuestro espíritu lúdico, unido al espíritu de la Navidad, pues con sencillez podemos convertir este momento en unas inolvidables vacaciones tanto para los pequeños como para los adultos y lograr que todo aquello que realicemos signifique felicidad y nos divierta a todos”, explica Irma Salazar, gerente Técnica de Gestión de la Corporación Juego y Niñez.
Las niñas y los niños sí que saben de esto porque son unos verdaderos expertos del juego y la Navidad. Para ayudar a los adultos, aquí algunas ideas:
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Hacer listas de juegos que nos gusten a todos.
- Incluir aquellos juegos propios de la Navidad como el juego de aguinaldos (‘pajita en boca’, ‘dar y no recibir’, ‘hablar y no contestar’).
- Planear tiempos para jugar.
- Hacer invitaciones para otros familiares o amigos en casa.
- Buscar música que nos anime.
- Recoger materiales que haya en casa para jugar.
- Hacer que los momentos de la Navidad como hacer el pesebre, las novenas o armar el árbol sean motivos de juego en familia.
- Hacer salidas en familia a parques, calles del barrio, lugares emblemáticos de la ciudad. Si en el municipio o la ciudad hay ludotecas, esta época será una excelente oportunidad para conocerlas y disfrutarlas en familia.
- Hacer un listado de películas para ver juntos. Una cada día puede ser una opción. Hay bibliotecas que hacen préstamo de películas de excelente calidad para la familia. Una tarde de cine en casa puede ser una muy buena opción para estar juntos disfrutando de la magia del séptimo arte.
- Elegir un libro juntos y leer una hora al día. Seguro al hacerlo, esta hora se podrá extender.
- Escribir juntos un cuento de Navidad, inspirado en los personajes que ofrece la época. Qué tal si cada día se escribe parte del cuento o cuando la inspiración nos visite.
- Armar juntos un retablo con lienzo y pintar juntos la obra maestra de la familia.
- Elaborar los regalos y las tarjetas de Navidad en familia.
- Planear la actividad que se hará el 24 de diciembre. Qué tal una obra navideña de la familia montada entre todos, poniendo el talento de cada uno en el juego.
- Abrir los regalos jugando; por ejemplo, escondiendo los regalos o adivinando para quién es cada uno de los regalos.
- Hacer una breve investigación de juegos tradicionales y jugarlos en familia. Internet es una gran posibilidad para investigar juntos los juegos de cada región.
¿Por qué jugar?
Jugando en familia el niño y la niña ponen “en –juego” variadas capacidades de sí mismos que les ayudan a crecer. Descubren su cuerpo, el movimiento, las leyes de las cosas, ponen a prueba sus sentidos, imaginan, crean. Todo eso los ayuda a entender el mundo que los rodea.
Jugando con papá y con mamá, el tío, la tía, el abuelo, la abuela, los primos, las primas, aprenderán a disfrutar en compañía, a dejarse guiar, a tener confianza, a ganar y perder, a gozar de lo maravilloso que es estar juntos.
Para lograrlo es necesario lograr lo siguiente:
Motivarse. Cada propuesta de juego es una invitación de los niños a conocerlos, a entrar en su mundo. Rechazar su invitación es romper con los hilos que nos unen a ellos. El juego es una de las mejores demostraciones de amor. Cualquier minuto, por escaso que sea, es una posibilidad de crear momentos para recordar. El juego no puede ser una obligación para ninguno, por ello hay que estar atentos para cuando ellos quieren, pero también disponernos en voluntad para hacerlo y planear tiempos juntos.
Tener una actitud lúdica. Todos tenemos momentos de juego, momentos en los que nos divertimos, reímos, cantamos, saltamos, creamos. Dejar salir ese espíritu lúdico es una oportunidad para sorprenderlos y sorprendernos a nosotros mismos. Disfrazarnos, jugar a ser héroes, villanos, reyes de una comarca, animales de un bosque encantado, son actividades que nos hacen entrar en mundos diversos y no se necesitan destrezas, solo dejarse llevar por ellos.
Participar. Implicarnos en el juego es más enriquecedor que dejarlos solos en el juego. Dejarnos invitar por ellos o cuando sabemos que algo les gusta invitarlos a la aventura. Ellos son expertos jugadores, no hay que enseñarles, hay que dejarse enseñar y convertirse en un experto jugador.
Tiempo. Es el derrotero de la vida actual, si en la época laboral y escolar nos quejamos de falta de tiempo, Navidad es el momento para vivirlo de otra manera porque nos da espacios propicios. No es la cantidad, es la calidad, todo lo que pudimos expresarnos juntos en esos pequeños instantes compartidos: risas, chistes, abrazos, corre que te cojo, tiradas en el suelo, cosquillas, caricias que ocurren durante el juego.