Con el objetivo de llevar los servicios de la ludoteca a niñas y niños que por la distancia se les dificulta desplazarse hasta estos espacios físicos diseñados para el juego, ludotecarios se desplazan por carro, chalupa, moto o a pie con sus juegos. Niñas y niños, los más felices.
Cargada de juegos e ideas para compartir con niñas y niños, a todas las veredas y corregimientos del municipio de Bugalagrande (Valle del Cauca) llega la camioneta de la ludoteca Naves Carrusel de Sueños. Escucharla cuando se va acercando es emocionante para los más pequeños de esta población, quienes la esperan anhelantes porque saben que llega la hora de jugar.
Algunas veces el terreno está fangoso y no permite que la camioneta llegue hasta las instituciones educativas, pero esto no es impedimento para alcanzar la meta. Los ludotecarios se echan al hombro las maletas con los juegos y los implementos necesarios para continuar el recorrido a pie.
“Es maravillosos escucharlos. Conocen el ruido de la camioneta y a lo lejos se escuchan los gritos: ¡llegaron, llegaron. Llegó la ludoteca. ¡Sí, son ellos! Es maravillo porque reconocen el valor que tiene el proyecto de ludotecas. Para nosotros, ellos y ellas son sujetos de derechos. Se sienten atendidos y visibles”, dice la ludotecaria Victoria Eugenia Chaparro.
Esta ludoteca viajera, así como la fija, se ha dado gracias al trabajo conjunto entre la Corporación Juego y Niñez, la Alcaldía Municipal y Nestlé Colombia (padrino de la iniciativa).
La ludoteca viajera comenzó a funcionar en 2012 en la zona rural montañosa y plana del municipio. En este momento llega a 21 lugares entre corregimientos y veredas. La atención a estas poblaciones se hace dos veces al mes en las instituciones educativas y, de acuerdo con los objetivos, llega con juegos de mesa, juegos al aire libre como la rayuela, el parqués humano y los bolos elaborados por niñas y niños con material reciclable. En este momento tiene juegos que facilitan la actividad física porque la temática central es ‘hábitos de vida saludable’, por ello también lleva pelotas, cuerdas y aros, entre otros implementos para jugar.
¿Qué es la ludoteca viajera?
Esteffany Guevara Cerón, coordinadora regional de la Corporación Juego y Niñez, explica que la ludoteca viajera es una estrategia importante para llegar a zonas urbanas, rurales, barrios, veredas y corregimientos, cuyos habitantes por diversas razones no pueden desplazarse a las ludotecas fijas. Al llegar la ludoteca hasta sus lugares de vivienda o de encuentro comunitario, se convierten en verdaderos espacios novedosos en donde el juego se hace presente como alternativa de educación, socialización y fortalecimiento de las redes comunitarias.
Por eso, así como en el Valle del Cauca se da la experiencia de la ludoteca viajera, otros municipios y departamentos del país también cuentan con ella. Mocoa es ejemplo de esto.
“Particularmente la ludoteca viajera de Mocoa llega a instituciones educativas y centros de desarrollo infantil del municipio y busca incorporar la experiencia de juego desde una apuesta pedagógica complementaria a la del establecimiento educativo, centrada en favorecer en los niños, las niñas y familias las habilidades socioemocionales que les permitan desarrollar sanamente su capacidad de afrontar situaciones complejas, socializar y aprender desde el reconocimiento de sí mismos, del otro y de su entorno”, cuenta.
En la Ludoteca NAVES de la capital de Putumayo se atienden niñas y niños de primera infancia e infancia y familias de forma viajera en un total de cuatro instituciones educativas urbanas y rurales y dos Centros de Desarrollo Infantil (CDI), además se realizan encuentros mensuales con familias de una comunidad rural del municipio a través de la articulación con el programa de modalidad familiar del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
El año pasado, cuando comenzó a andar esta ludoteca viajera y aún no se contaba con dotación, los ludotecarios buscaron alternativas para llevar el juego a niñas y niños de las diferentes zonas. Utilizaron los materiales de las instituciones educativas o crearon juegos sin necesidad de juguetes y se traslaron en bicicleta.
“Hemos aprendido que para jugar no siempre son necesarios los juguetes o lo elementos físicos. Se pueden hacer juguetes con reciclaje o cosas simbólicas”, dice la ludotecaria Aracely López.
Este año, además de una excelente dotación, tienen una moto; sin embargo, han tenido que caminar entre el barro con la maleta a sus espaldas. “No importa con tal de que los niños y niñas aprendan y conozcan esta oportunidad de jugar, lo hacemos con toda la disposición”, dice la ludotecaria Alejandra Luna Pazos.
Dependiendo de la guía que vayan a trabajar, la maleta puede llevar pañuelos, aros, pelotas, juegos, títeres o trajes de animales y de profesiones. Esto, particularmente, les ha gustado mucho a niñas y niños que disfrutan disfrazándose.
“Hacemos juegos de roles y aventuras lúdicas que les permite jugar a conducir ambulancias, curar enfermos y a representar situaciones cotidianas. A los niños les encanta disfrazarse, les gusta mucho cuando les llevamos los trajes porque dicen que en sus casas no tienen esa oportunidad”, agrega Luna.
Con estas experiencias las lucotecarias han podido ver en los rostros de niñas y niños felicidad y emoción al utilizar los diferentes juegos. “Hemos aprendido a ser sociales, a hacer amigos, a ser organizados en grupo y a atender a los niños”, dice la niña Camila Tovar.
“Me gusta la ludoteca viajera porque podemos jugar, leer, hacer construcciones y desarrollar nuestras mentes. He aprendido harto a jugar parqués, monitos locos. He aprendido a respetar, a tolerar, a amar y no pelear”, dice el niño Keiner Fabián, quien además organizó un encuentro de barrio, con la ayuda de su profesora. “Llamamos a los niños y niñas, les dimos el horario y jugamos”, concluye el niño.
Crédito: Fotografías cortesía de la Ludoteca Naves Carrusel de Sueños Bugalagrande (Valle del Cauca).