LUDOTECAS NAVES: ESCENARIOS PARA EL DESARROLLO SOCIAL Y HUMANO
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La Corporación Juego y Niñez propone las Ludotecas NAVES como un programa social orientado a desarrollar aprendizajes sociales y emocionales para la vida en los niños, las niñas y los jóvenes. La Ludoteca, término relativamente nuevo en el ámbito social y educativo, cobra un valor trascendental para sus vidas, en especial en la formación de nuevos ciudadanos y ciudadanas participes de su propio desarrollo como lo plantea la filosofía del niño y la niña como sujetos de derecho (Unicef, 1989).
Pero ¿qué es la ludoteca NAVES? Esencialmente es un programa de formación desde el juego, diseñado y estructurado para jugar y aprender jugando o simplemente para jugar disfrutando de todos los beneficios que el juego autónomamente genera y potencia en el desarrollo de los niños y las niñas.
Y ¿qué aprenden los niños y las niñas en la ludoteca NAVES? Principalmente, a través del juego se recrean y se incorporan aprendizajes en habilidades sociales y emocionales que están centrados en la construcción personal, moral y social. Es decir que los niños, a través del juego, acompañados de personas expertas en herramientas educativas innovadoras, aprehenden a resolver cuestiones y situaciones que entrañan una gran complejidad como seres humanos: convivir pacíficamente, concertar y decidir, comunicar y expresar los sentimientos asertivamente, asumir compromisos, respetar los derechos de los demás y a ejercer los propios con responsabilidad, a resolver los conflictos a través de formas no violentas ni discriminatorias y excluyentes y a construir con el otro para aportar a la solución de los problemas que colectivamente nos afectan día a día.
Se sabe que los niños que juegan más y que habitualmente lo hacen acompañados de sus pares y de adultos significativos, son niños y niñas que aprenden más fácilmente, más sensibles, más tolerantes, más participativos, más autónomos, más activos, más críticos y más seguros (USB-CDN, 2015). Los niños al jugar comprenden e incorporan valores para su vida, reflexionan más y desarrollan con creatividad respuestas afirmativas frente a situaciones concretas a través del despliegue de las habilidades y competencias tanto cognitivas como sociales y emocionales. Porque al desarrollar estas habilidades están en la capacidad de relacionar y poner en práctica todo ese saber-hacer desde su ser. Estos aprendizajes favorecen en los niños y jóvenes el saber trabajar en equipo, cooperar y ayudar especialmente a los más pequeños, saber cómo pedir ayuda, saber seguir instrucciones en las rutinas escolares, manejar sus emociones, entender las perspectivas de los otros y poder negarse apropiada y asertivamente a las peticiones de otros.
La investigación longitudinal que actualmente adelanta la Corporación Juego y Niñez en alianza con la Universidad Nacional de Colombia (2015), busca demostrar el impacto del juego en el desarrollo integral de los niños y niñas que participan en las ludotecas en seis contextos socioculturales distintos en Colombia, busca explorar los aprendizajes en competencias ciudadanas, competencias emocionales y el desarrollo de la creatividad en los niños y las niñas que juegan en las ludotecas NAVES.
El lugar de las ludotecas en la formación de las habilidades sociales y emocionales
Además, las Ludotecas NAVES incorporan una función educativa, basada en que “el juego es un factor de aprendizaje innato y la misión de la Ludotecas es aprovechar este impulso natural para orientarlo a un desarrollo integral y positivo del ser humano” (Ibíd., p. 55). Desde esta perspectiva se revela claramente su trasfondo pedagógico, el cual toma distancia de una educación centrada en la adquisición de conocimientos curriculares y más centrados en brindar a esa dimensión pedagógica su estrecha relación con las demás dimensiones del desarrollo ya que focaliza la función educativa en el desarrollo infantil.
Igualmente, el juego de las ludotecas puede tomar distancia del tradicional concepto de “dirigir el juego con un fin didáctico” (Ibíd., p. 65) para acercarse más a la idea de brindar a los niños, a través del juego, la oportunidad de vivir experiencias de subjetividad y de socialización que sean transformadoras y que “favorezcan la posibilidad de formar otro tipo de personas” (Ibíd., p. 66), con capacidad de relacionarse, de discernir, reflexionar y analizar las situaciones, que se construyan a sí mismos y colaboren a la construcción de otros en relaciones más horizontales y profundas.
Las ludotecas logran convocar a participar a los niños y a las familias de manera genuina y espontánea. Al no ser un programa de carácter formal, priman criterios de participación que involucran la voluntad, la libertad, el gusto y la empatía, lo que a la larga prefigura un aprendizaje natural en un ambiente alternativo y diferente en donde cada persona puede expresar y aprender libremente. Es como si el juego fuese constitutivo del ejercicio democrático, convirtiéndose en su arcano más lejano, en dónde juego y democracia se funden.
El ambiente que proponen las ludotecas desde el juego es un “ambiente social enriquecido como un conjunto de elementos que relacionados entre sí permiten potencializar en los niños y las niñas, en interacción con los adultos, la comprensión del ámbito cultural en el que se desenvuelven descubriendo diversas posibilidades de resolver problemas y en donde la comunicación armónica y asertiva es un elemento fundamental en las interacciones con el otro” (Bohórquez y Flórez, 2015, p. 40). Un ambiente social enriquecido “promueve aprendizajes de manera natural y espontánea a través del juego en sus diferentes modalidades y miradas en donde el rol del adulto es el de promover más no dirigir las acciones ya que como lo afirma Malaguzzi (2011, p. 52), citado por Bohórquez y Flórez, son escenarios de creación, facilitadores de una atmósfera cuyo objetivo es generar espacios de relación amable, activa, creativa, habitable y comunicable; también son un lugar propicio para la investigación, para el aprendizaje, la recognición y la reflexión entre los niños, los educadores y las familias (Ibíd., , 2015, P. 41).
Los niños, las niñas y las familias participantes en las ludotecas aprenden a preguntarse por el sentido y la armonía con la vida y a comprender ¿cuál es mi lugar en el mundo? ¿quién soy? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer? Aprehenden a cómo construir una relación activa consigo mismo, con el otro y la otra, con el entorno, a construir un proyecto de vida singular y colectiva, condición necesaria para la paz en nuestro país pensando en un presente y un futuro diferente.
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